lunes, 29 de julio de 2013

1993 - Bonkers, el Roger Rabbit de Disney - Mickey Mistery

Pasaban los años casi inadvertidamente en los estudios de Jaime Díaz. Ilustraciones para la colección Look and Find, layouts para series de TV como La Pantera Rosa, Locademia de Policía, Scooby Doo, Capitán Planeta... y en historieta, guiones de un personaje desconocido por estos lares: Bonkers , una especie de Roger Rabbit disneyano.Con guión de Kevin Campbell, éste fue el primero que dibujé:















Sin embargo, el trabajo más gratificante  y voluminoso de este año y el siguiente, fue la serie de cuatro historietas de... ¡96 páginas cada una! llamada Mickey Mistery. Lamentablemente, nunca llegó a mis manos ninguna de las publicaciones. Mickey nunca me atrajo mucho, pero transformado en una especie de Humphrey Bogart con impermeable y todo, detective, atricherado en una oscura oficina, bien serie Negra, fue un placer dibujar estas historias, pasadas a tinta por los habituales artistas de Producciones Jaime Díaz.


¡Último momento!: Acabo de recibir nueva información sobre estas historietas detectivescas: la primera se llamó Culture Shock (Shock de Cultura) y estaba escrita por Stefan Petrucha. Fue publicada en seis países hasta ahora.

 Un Mickey noruego

Segundo episodio de la serie, Oil For One, And One For Oil! (¡Petróleo para Uno y Todos para el Petróleo!), con argumento de Esteve y guión de Spectrum Associates

Pese al secreto que generalmente guardaba Jaime sobre el destino de los trabajos,  finalmente supe que el destinatario de nuestros desvelos, esta vez era la editora Egmont, de Dinamarca, una empresa de la que volvería a oir hablar dentro de no mucho tiempo... ¡y mucho más de lo que me podía imaginar!

lunes, 22 de julio de 2013

1992 - Los Intrépidos - Fantasía - Columba

Unos años antes, en 1989, el guionista Alfredo Grassi, por medio de mi compañero en Producciones Jaime Díaz, Andrés Klacik, me manda llamar y me encarga una historieta  para llevar a Europa en su inminente viaje y tratar de venderla junto a muchas más. Se trataba de crear un sindicato al estilo de los norteamericanos; tanto, que las reuniones se hacían en la sede del King Features Syndicate, en la calle Talcahuano.





 Así surgió esta colaboración con otro guionista de Columba, el veterano Armando Fernández. Concordamos en hacer una historia de aventuras en el más puro estilo de Indiana Jones.  Por sugerencia mía, la serie de cuatro episodios se llamó con el nombre del personaje: Hidro Stimson.

Con Armando, al reencontrarnos en una reunión del año 2010

Cuando descubrí la clave para dibujar esta historia, tras estudiar el guión, me divertí mucho y creo que salió un trabajo muy lindo, muy fresco. Lamentablemente, el viaje no dio los frutos esperados y creo que el único dibujante que logró vender algo fue Hugo Casaglia, mi antiguo compañero de García Ferré. Años después, Armando gestionó la publicación de la serie en la revista Fantasía, de la eterna editorial Columba, con el título de Los Intrépidos.  ¡Algo es algo!











Fue un regreso a la aventura más tradicional, la que siempre me gustó. Agradezco la ayuda de los amigos Juan Carlos Massa y Rubén Ribeiro, que aportaron desinteresadamente sus ejemplares o sus escaneos para que yo pudiera reunirme con esta publicación que nunca habia guardado, tal vez porque en esa época, ya no iba seguido por Columba a retirar las revistas.  Este es el primero de los cuatro episodios. No pierdo la esperanza de juntarlos publicarlos uno de estos días todos juntos en forma de libro. ¿Continuará?

lunes, 15 de julio de 2013

1991 -Tale Spin - Jaime Díaz - Desembarco en Disney

Este es el año en que ingresé al universo Disney. Para mí, esto representó un regreso a la historieta, a la que ya extrañaba demasiado, a pesar de mis esporádicas colaboraciones con Columba y Bastei-Verlag. Todo comenzó cuando María Inés, la esposa de Jaime Díaz, me propuso continuar una historieta que habían empezado Oscar Saavedra y no la podía seguir por exceso de trabajo. Jaime estuvo de acuerdo y salí de los estudios que ahora se encontraban en la Diagonal Sur, frente al monumento de Roca, con un guión de 16 páginas basado en la serie televisiva Tale Spin, protagonizada por el Oso Baloo transformado en hábil piloto de hidroavión. ¡Aventura en estado puro!


Jaime Diaz en segundo plano, con Armando Da Col

Por error, la historieta se publicó a nombre de Saavedra, pero, si ustedes me creen, aunque traté de acercarme a su estilo para no desentonar con los episodios anteriores, es mía, mía, MÍA! El guión estaba firmado por Bobbi JG Weiss.


Tiempo después supe que las historietas se publicaban en la revista Disney Adventures, dirigida por Marv Wolfman, en manos de la Marvel por aquellos tiempos. Comenzaba una larga incursión por el universo de los personajes que Disney multiplicaba para la televisión. Los pasadores a tinta eran varios, de acuerdo a un sistema de trabajo dictado por la gran producción: cada uno pasaba a tinta varias páginas de la misma hostorieta. Mucho no se notaba el cambio, porque todos eran muy buenos:  Rubén Torreiro, Raúl Barbero, Roberto Bat, Paura, Hernández... Los lapicistas-estrella eran Cosme Quartieri, Aníbal Rodríguez Uzal y los hermanos Saavedra. Todos trabajábamos bajo la supervisión de Adolfo de Urtiaga, experimentado dibujante que había creado Picho de la Federal para la revista Mundo Infantil hacía muchos años. Yo la leía de pibe, me gustaba, y ahora, tenía el gusto de compartir el trabajo y aprender de sus indicaciones... ¡Alegrías que te da la profesión!



lunes, 8 de julio de 2013

1990 - Encuentros Cercanos - Columba - Una vuelta por los Estados Unidos

Este fue un año de grandes cambios y contrastes. Una invitación familiar me llevó a mediados de año a los Estados Unidos, la ciudad de Washington, precisamente, donde durante un mes y medio no hice más que pasear, conocer y almacenar experiencias muy felices, visitando museos, ciudades como Baltimore, Harpers Ferry y... ¡Nueva York, claro!






Al saber que viajaba, Antonio Presa, jefe de arte de Columba, me dio una mano extendiéndome un certificado de trabajo con la editorial, que me permitió pasar los filtros de la embajada yanky y cnseguir la visa. También Presa me insistió en que no dejara de visitar a las grandes editoriales neoyorquinas. Al final,  a pesar de que yo sólo pensaba pasear, me convenció.

 La estatua de la Libertad, allá abajo, vista desde las Torres Gemelas


El río Hudson, cruzado por el célebre puente de Brooklyn, desde la terraza del World Trade Center

Como resultado, me encontré en Nueva York con Luis Ángel Dominguez, veterano artista argerntino radicado allá, quien ya había ayudado a colegas como García López y Barreto. Él me condujo a la DC, donde me presentó a Dick Giordano y tuvimos una larga charla de la que salí cargado de libros y revistas (entre ellos el Ronin de Frank Miller) y promesas de trabajo. Ya que estábamos, me di luego una vuelta por la Marvel, donde el editor Don Daley me encargó una serie de ilustraciones de El Punisher. Sólo tardé seis o siete meses en hacerlas, ya que al regresar a Buenos Aires me esperaba muchísimo trabajo en el estudio de Jaime Díaz, pero acia fin de año cumplí y las envié.


 La casa en que vivió Edgar Allan Poe, en Baltimore

Realmente, conocer el trabajo de Miller, sobre todo el Dark Knight, me inspiró algunos cambios en mi trabajo, sobre todo en la diagramación, que se notaron en los siguientes Encuentros Cercanos que continué dibujando para Columba después del viaje.










Este episodio se publicó como historieta unitaria en la revista D'Artagnan Todo Color N° 117 de diciembre de 1990, cuando había terminado la avalancha de trabajo en los estudios de animación y me estaba dedicando a terminar las ilustraciones para la Marvel.



Esta historieta, muchos años después, me dio una alegría adicional, muy grande, al llamarme un día el mismísimo Osvaldo Viola, Oswal, querido creador de Sonoman y maestro indiscutido de la línea, para comunicarme que había presentado una de estas páginas a a sus alumnos como ejemplo de narración. No sólo un extraodinario artista, Oswal, ¡sino un ejemplo de generosidad y bonhomía! ¡Muchas gracias, MAESTRO!